miércoles, 1 de febrero de 2012

Al-Himyarī


El diccionario geográfico Kitāb ar-Rawḍ al-mi‘tār fī ḫabar al-aḳṭār, traducido al castellano como Jardín perfumado sobre las noticias del mundo, es obra del geógrafo e historiador norteafricano Abū ‘Abd Allāh Muhammad Ibn ‘Abd al-Mun‘im al-Himyarī que realmente es un recopilador árabe y un patronímico, así pues se corresponde con dos autores, uno de finales del siglo XIII o principios del siglo XIV y otro de principios del siglo XV[1]. El manuscrito de Tombuctú, utilizado por Levi Provençal[2] en su traducción francesa proporciona la fecha exacta de impresión del Kitāb ar-Rawḍ al-mi‘tār en el 17 safar del año 866 (21 de noviembre de 1461), fecha aceptada por los arabistas[3].
Para redactar la parte de su obra correspondiente a al-Andalus, al-Himyarī utiliza datos de otros autores anteriores, principalmente de al-Idrīsī, al-‛Udrī[4], al-Bakrī[5] y Tahir Ibn Abd Allah[6], característica tradicional en la historiografía islámica.
El libro de al-Himyarī, citado por numerosos escritores árabes del siglo XVII, está ordenado alfabéticamente según los topónimos que se describen y en los que se incluyen los datos históricos, geográficos, etc., referentes a cada caso. El texto de al-Himyarī fue la base del famoso arabista Levi Provençal en su obra más importante[7] y ha sido traducido al castellano por Pilar Maestro[8], que ha extraído la Península Ibérica del amplio repertorio alfabético del Kitāb ar-Rawḍ al-mi‘tār, pues incluye otros países como Egipto, Siria, Palestina, Arabia, etc., y es de quien procede los textos de Alarcos, Calatrava y Oreto.
El Kitāb ar-Rawḍ al-mi‘tār sobre la provincia de Ciudad Real sólo recoge las tres localidades anteriores, que copia de otros autores anteriores para hacer el diccionario, sin contrastar la información. Supone pues un ejemplo de las dificultades de los diccionarios de la Baja Edad Media árabe para verificar los lugares y los hechos. A pesar de ser un diccionario, el autor no tiene dudas en incluir las expediciones posteriores de al-Mansūr Yaʻkūb en el relato sobre Alarcos, como si de un documento histórico se tratara y no un diccionario de lugares. Dichas expediciones fueron dos que al-Himyarī simplifica en una, como otros autores anteriores, por ejemplo en el Rawd al-Qirtas de Ibn Abi Zar‘.


Texto al-Himyarī en el diccionario geográfico Kitāb ar-Rawḍ al-mi‘tār fī ḫabar al-aḳṭār

 Al-Arak (Alarcos)


 Es una fortaleza de difícil acceso, cerca de Kalʻat Rabāt, la primera de las fortalezas de Alfonso en al-Andalus. Bajo sus muros se desarrolló la batalla de Alarcos, ganada al soberano de Castilla y las tropas cristianas por al-Mansūr Yaʻkūb b. Yūsuf b. ʻAbd al-Muʼmin b. ʻAlī, rey del Magreb, en el año 591 {1195}. Al-Mansūr Yaʻkūb había recibido la noticia de que el soberano de Castilla había lanzado dos destacamentos ligeros contra el territorio musulmán de al-Andalus, al Este y al Oeste, simultáneamente;  y que estos destacamentos habían llegado en sus incursiones hasta la región de Sevilla y la zona circundante. Estas noticias llenaron de indignación a al-Mansūr que, poco después, dejó Marrakech, su capital, para ir a al-Andalus, instalándose en Sevilla. Allí pasó revista a los soldados del gund y distribuyó gratificaciones. Después se puso en camino, el 15 gumādā II del año 591 (27 de mayo de 1195) y llegó a Córdoba, donde paró algunos días  Los dos ejércitos se encontraron en el puente de al-Arak, el miércoles 9 saʻbān (19 de julio de 1195): después de un combate encarnizado, los musulmanes derrotaron al enemigo y lo persiguieron, pisándole los talones, desde el amanecer hasta mediodía; se apoderaron del campamento de los cristianos y asesinaron unos treinta mil. Menos de quinientos musulmanes murieron en esta batalla. Alfonso pudo escapar y llegó hasta Toledo con veintes caballeros, desinteresándose de la suerte corrida  por los suyos. Los musulmanes cercaron los restos del ejército cristiano en la fortaleza de  Alarcos. Los sitiados, que eran unos cinco mil, acabaron por firmar un tratado en virtud del  cual serían canjeados por un número igual de  prisioneros musulmanes.
He oído decir a alguien que esta victoria  fue casual: en efecto, los cristianos se habían  apoderado de cierto número de estandartes  musulmanes; avanzaron en el combate con  ellos desplegados y erguidos por encima de sus  cabezas. La vista de los estandartes musulmanes a la cabeza del ejército cristiano excitó el ardor de los contingentes de ciertas tribus. Y creyendo que acababan de cargar contra el enemigo algunas de las tropas de su campamento, se lanzaron sobre ellos, sin conocer la situación exacta. Pero, cualquiera que fuesen las circunstancias, fue una victoria manifiesta y un éxito provocado por la asistencia divina.
Al-Mansūr volvió victorioso a Sevilla. Permaneció allí algún tiempo y después emprendió una expedición hacia el Norte. Cercó Trujillo, y  a  continuación  fue  a  sitiar  Plasencia, de la que se apoderó a la fuerza: hizo prisioneros al gobernador y a ciento cincuenta notables infieles, y los envió a trabajar en la construcción de la gran mezquita de Salé, junto con los cautivos hechos en Alarcos. Después, llegó a Talavera y Maqueda, asoló estas ciudades, y fue a hacer una demostración ante Toledo, contra la que lanzó repetidos ataques. Sitió después Madrid, y tomó el camino de regreso. Después de haber atravesado Jaén, Córdoba, Ecija y Carmena, llegó a Sevilla, en el ramadán (9 de agosto-7 de septiembre de 1195).

Kalʻat Rabāh (Calatrava)

En al-Ándalus, provincia de Jaén. Está situada entre Córdoba y Toledo. Es una hermosa ciudad, provista de sólidas construcciones defensivas a orillas de un río. Su fudanción data de la época de los omeyas: la población de Oreto fue allí a establecerse al ser destruida esa ciudad. Cerca de Calatrava se puede encontrar leche agria natural, que pierde su acidez al ser batida en odre.
En el año 241 {855-56} el imām Muhamad ordenó que se fortificase la ciudad de Calatrava, que fueran edificadas nuevas construcciones y que se repoblara; lo mismo ordenó para la ciudad de Talavera. Más tarde los cristianos se apoderaron de ella, y permaneció en su poder hasta la batalla de Alarcos. Fue evacuada antes de la llegada de los musulmanes; la habían conservado durante 51 años y 10 meses. Al-Mansūr Ya ̉kūb b. Yusūf b. ʻAbd al-Muʼmin ordenó que se purificase su mezquita y se hiciera en ella la oración. Colocó allí una guarnición, cuyos oficiales tuvieron por jefe a Yusūf b. Kādis.

Ūrīt (Oreto)

Importante y antigua ciudad de al-Ándalus, que se citaba a la vez que Toledo. Ambas están colocadas en la misma división del reparto de Constantino. Después de la destrucción de Oreto, las ciudades de Calatrava y Caracuel se poblaron probablemente con los habitantes de Oreto.






[1] El texto, con un título y contenido similares, del segundo autor norteafricano es obra de Abū ‘Abd Allāh Muhammad Ibn Muhammad Ibn Muhammad al-Himyarī, muerto en el año 1494-1495.
[2] Levi Provençal, Le Peninsule Iberique au Moyen Age, Leiden, Edit. C. J. Mill, 1938.
[3] J. A. Pacheco Paniagua dirá que la obra se compuso en 1461, año cristiano (Al-Basit, nº. 10, 1981).
[4] Al-‛Udrī (1003-1085), geógrafo e historiador almeriense y maestro de al-Bakrī.
[5] El onubense al-Bakrī (1014-1094) está considerado como uno de los escritores más eruditos de la España musulmana del siglo XI que además recogió informaciones de primera mano e incluso muchas veces sobre el terreno.
[6] Historiador árabe del siglo XIII natural de Orihuela, autor de la historia de los almohades hasta el reinado de ar-Rasid titulada al-Mugrib fi ahbar al-Magrib.
[7] Véase nota a pie de página anterior nº 2.
[8] Ver Bibliografía.