El diccionario geográfico Kitāb
ar-Rawḍ al-mi‘tār fī ḫabar al-aḳṭār, traducido al castellano como Jardín
perfumado sobre las noticias del mundo, es obra del geógrafo e historiador
norteafricano Abū ‘Abd Allāh Muhammad Ibn ‘Abd al-Mun‘im al-Himyarī que
realmente es un recopilador árabe y un patronímico, así pues se corresponde con
dos autores, uno de finales del siglo XIII o principios del siglo XIV y otro de
principios del siglo XV[1]. El
manuscrito de Tombuctú, utilizado por Levi Provençal[2] en su traducción francesa proporciona
la fecha exacta de impresión del Kitāb ar-Rawḍ al-mi‘tār en
el 17 safar del año 866 (21 de noviembre de 1461), fecha aceptada por los
arabistas[3].
Para redactar la parte de su
obra correspondiente a al-Andalus, al-Himyarī utiliza datos de otros autores
anteriores, principalmente de al-Idrīsī, al-‛Udrī[4],
al-Bakrī[5] y Tahir
Ibn Abd Allah[6],
característica tradicional en la historiografía islámica.
El libro de al-Himyarī, citado
por numerosos escritores árabes del siglo XVII, está ordenado alfabéticamente
según los topónimos que se describen y en los que se incluyen los datos
históricos, geográficos, etc., referentes a cada caso. El texto de al-Himyarī
fue la base del famoso arabista Levi Provençal en su obra más importante[7] y ha sido
traducido al castellano por Pilar Maestro[8], que ha
extraído la Península Ibérica del amplio repertorio alfabético del Kitāb
ar-Rawḍ al-mi‘tār, pues
incluye otros países como Egipto, Siria, Palestina, Arabia, etc., y es de quien
procede los textos de Alarcos, Calatrava y Oreto.
El Kitāb ar-Rawḍ al-mi‘tār sobre
la provincia de Ciudad Real sólo recoge las tres localidades anteriores, que
copia de otros autores anteriores para hacer el diccionario, sin contrastar la información.
Supone pues un ejemplo de las dificultades de los diccionarios de la Baja Edad
Media árabe para verificar los lugares y los hechos. A pesar de ser un
diccionario, el autor no tiene dudas en incluir las expediciones posteriores de
al-Mansūr Yaʻkūb en el relato
sobre Alarcos, como si de un documento histórico se tratara y no un diccionario
de lugares. Dichas expediciones fueron dos que al-Himyarī simplifica en una,
como otros autores anteriores, por ejemplo en el Rawd al-Qirtas de Ibn Abi Zar‘.
Texto al-Himyarī en el diccionario geográfico Kitāb ar-Rawḍ al-mi‘tār fī ḫabar al-aḳṭār
Al-Arak (Alarcos)
Es
una fortaleza de difícil acceso, cerca de Kalʻat Rabāt, la primera de las
fortalezas de Alfonso en al-Andalus. Bajo sus muros se desarrolló la batalla de
Alarcos, ganada al soberano de Castilla y las tropas cristianas por al-Mansūr Yaʻkūb b. Yūsuf b.
ʻAbd al-Muʼmin b. ʻAlī, rey del
Magreb, en el año 591 {1195}. Al-Mansūr Yaʻkūb había recibido la
noticia de que el soberano de Castilla había lanzado dos destacamentos ligeros
contra el territorio musulmán de al-Andalus, al Este y al Oeste,
simultáneamente; y que estos destacamentos
habían llegado en sus incursiones hasta la región de Sevilla y la zona
circundante. Estas noticias llenaron de indignación a al-Mansūr que, poco después, dejó Marrakech, su capital, para ir a al-Andalus,
instalándose en Sevilla. Allí pasó revista a los soldados del gund
y distribuyó gratificaciones. Después se puso en camino, el 15 gumādā II del
año 591 (27 de mayo de 1195) y llegó a Córdoba, donde paró algunos días Los dos ejércitos se encontraron en el puente
de al-Arak, el miércoles 9 saʻbān (19 de julio de 1195): después de un combate
encarnizado, los musulmanes derrotaron al enemigo y lo persiguieron, pisándole
los talones, desde el amanecer hasta mediodía; se apoderaron del campamento de
los cristianos y asesinaron unos treinta mil. Menos de quinientos musulmanes
murieron en esta batalla. Alfonso pudo escapar y llegó hasta Toledo con veintes
caballeros, desinteresándose de la suerte corrida por los suyos. Los musulmanes cercaron los
restos del ejército cristiano en la fortaleza de Alarcos. Los sitiados, que eran unos cinco
mil, acabaron por firmar un tratado en virtud del cual serían canjeados por un número igual
de prisioneros musulmanes.
He oído decir a alguien que esta
victoria fue casual: en efecto, los
cristianos se habían apoderado de cierto
número de estandartes musulmanes;
avanzaron en el combate con ellos
desplegados y erguidos por encima de sus
cabezas. La vista de los estandartes musulmanes a la cabeza del ejército
cristiano excitó el ardor de los contingentes de ciertas tribus. Y creyendo que
acababan de cargar contra el enemigo algunas de las tropas de su campamento, se
lanzaron sobre ellos, sin conocer la situación exacta. Pero, cualquiera que
fuesen las circunstancias, fue una victoria manifiesta y un éxito provocado por
la asistencia divina.
Al-Mansūr volvió victorioso a Sevilla. Permaneció allí algún tiempo y
después emprendió una expedición hacia el Norte. Cercó Trujillo, y a
continuación fue a sitiar Plasencia, de la que se apoderó a la fuerza:
hizo prisioneros al gobernador y a ciento cincuenta notables infieles, y los
envió a trabajar en la construcción de la gran mezquita de Salé, junto con los
cautivos hechos en Alarcos. Después, llegó a Talavera y Maqueda, asoló estas
ciudades, y fue a hacer una demostración ante Toledo, contra la que lanzó
repetidos ataques. Sitió después Madrid, y tomó el camino de regreso. Después
de haber atravesado Jaén, Córdoba, Ecija y Carmena, llegó a Sevilla, en el
ramadán (9 de agosto-7 de septiembre de 1195).
Kalʻat
Rabāh (Calatrava)
En al-Ándalus, provincia de
Jaén. Está situada entre Córdoba y Toledo. Es una hermosa ciudad, provista de
sólidas construcciones defensivas a orillas de un río. Su fudanción data de la
época de los omeyas: la población de Oreto fue allí a establecerse al ser
destruida esa ciudad. Cerca de Calatrava se puede encontrar leche agria
natural, que pierde su acidez al ser batida en odre.
En el año 241 {855-56} el imām
Muhamad ordenó que se fortificase la ciudad de Calatrava, que fueran edificadas
nuevas construcciones y que se repoblara; lo mismo ordenó para la ciudad de
Talavera. Más tarde los cristianos se apoderaron de ella, y permaneció en su
poder hasta la batalla de Alarcos. Fue evacuada antes de la llegada de los
musulmanes; la habían conservado durante 51 años y 10 meses. Al-Mansūr Ya
̉kūb b. Yusūf b. ʻAbd al-Muʼmin ordenó que se purificase su mezquita y se
hiciera en ella la oración. Colocó allí una guarnición, cuyos oficiales
tuvieron por jefe a Yusūf
b. Kādis.
Ūrīt
(Oreto)
Importante y antigua ciudad de
al-Ándalus, que se citaba a la vez que Toledo. Ambas están colocadas en la
misma división del reparto de Constantino. Después de la destrucción de Oreto,
las ciudades de Calatrava y Caracuel se poblaron probablemente con los
habitantes de Oreto.
[1] El texto, con un título y contenido similares, del
segundo autor norteafricano es obra de Abū ‘Abd Allāh Muhammad Ibn Muhammad Ibn
Muhammad al-Himyarī, muerto en el año 1494-1495.
[2] Levi Provençal, Le Peninsule Iberique au Moyen Age,
Leiden, Edit. C. J. Mill, 1938.
[3] J. A. Pacheco Paniagua dirá que la obra se compuso en
1461, año cristiano (Al-Basit, nº. 10, 1981).
[4] Al-‛Udrī (1003-1085), geógrafo e historiador
almeriense y maestro de al-Bakrī.
[5] El onubense al-Bakrī (1014-1094) está considerado como
uno de los escritores más eruditos de la España musulmana del siglo XI que
además recogió informaciones de primera mano e incluso muchas veces sobre el
terreno.
[6] Historiador árabe del siglo XIII natural de Orihuela,
autor de la historia de los almohades hasta el reinado de ar-Rasid titulada al-Mugrib
fi ahbar al-Magrib.
[7] Véase nota a pie de página anterior nº 2.
[8] Ver Bibliografía.